En esta ocasión quiero hablarles sobre el significado del duelo, del proceso y de la elaboración del mismo, así como de sus etapas, teniendo en cuenta que existen distintas teorías. Pretendo aquí exponerles las que, a mi parecer, son las más acertadas y pueden ayudar a comprender el proceso. Debido a la complejidad del tema, he decidido dividir el tema en dos y en la próxima entrada les hablaré sobre los distintos tipos de duelo y la diferencia entre el duelo normal y el patológico.
Antes de comenzar a hablar sobre este fenómeno universal, me encantaría que se preguntaran qué tipo de situaciones constituyen o pueden llevar a que una persona elabore un duelo.
Generalmente se nos vienen a la cabeza situaciones únicamente negativas, tales como la muerte de un ser querido, una ruptura traumática, la pérdida de una carrera profesional, un abuso sexual, la pérdida del hogar, entre otros. Sin embargo, es importante tener en cuenta que aun cuando exista un traslado de país por voluntad propia, un cambio de casa a una mejor, un ascenso a nivel laboral o el nacimiento de un hijo, se está de igual forma, elaborando un duelo, pues se dejan atrás familiares, amigos, se cambian los roles y hay que adaptarse a algo desconocido y novedoso.
No podemos negar que la situación más devastadora para un ser humano es la muerte de un ser querido, pues nunca se está preparado para ello y es entonces cuando nos replanteamos la forma de ver la vida, lo efímera que esta es; nos preguntamos si estamos haciendo las cosas bien y si hemos logrado aquello que tanto deseamos y, desafortunadamente, en algunas ocasiones, aparece la culpa.
Para afrontar un duelo es importantísimo saber con qué estrategias o herramientas contamos para ello, cosa que resulta muy difícil cuando los duelos que hemos vivido son más llevaderos que la propia muerte. No podemos olvidar que el duelo es adaptativo y es natural.
El psiquiatra Jorge Tizón hace una diferenciación importante entre pérdida y duelo, entendiendo a la primera como un daño en los recursos personales, materiales o simbólicos con los que hemos establecido un vínculo emocional, lo cual desencadena reacciones afectivas, cognitivas y conductuales del duelo. Mientras que el duelo, lo define como un conjunto de procesos psicobiológicos y psicosociales que siguen a la pérdida irreversible de una persona, objeto o ente con la que el sujeto estaba vinculado.
La palabra duelo viene del latín dolium, dolor, aflicción. Para Freud, consiste en la reacción frente a la pérdida de un ser amado o de la abstracción que haga de sus veces tales como un ideal, la patria o la libertad. Para él, el duelo vence la pérdida de dicho objeto que, mientras persiste, absorbe todas las energías de su yo (consciente), pues en cada situación o en cada recuerdo, la realidad se encarga de revelar la ausencia de dicho objeto, agradeciendo la existencia propia.
El proceso del duelo es natural y se caracteriza por la vivencia de cambios emocionales, cognitivos, comportamentales y relacionales, que se resolverán única y exclusivamente con el pasar del tiempo, pues no existe un período exacto para ello y todo dependerá de las herramientas con las que cuente cada persona.
La elaboración del duelo es un trabajo psicológico, por este motivo siempre recomiendo buscar ayuda en estos momentos tan difíciles, teniendo en cuenta que lo que se espera es la superación de aquella tristeza que, en ocasiones, resulta interminable y, sobre todo, la ambivalencia hacia aquello que se ha perdido.
Es importante tener en cuenta qué es lo que pierde la persona, pues esta presenta un vacío de la inexistencia del otro y su mundo interno se encuentra destruido, desorganizado, roto y sólo él/ella sabe por lo que está atravesando. Para superar dicho proceso, se debe recomponer y reorientar la actividad mental para poder cerrar de manera adaptativa las etapas del mismo, logrando aislar la energía del pasado y de su interior, para poder direccionarla hacia el exterior y hacia el futuro.
El luto y los ritos son procesos externos y sociales que tienen una altísima influencia social, sobre todo en las sociedades patriarcales de occidente. Aun cuando las épocas han cambiado, y ya no se exija tanto tiempo ni tantos rituales, éstos siguen siendo importantes para la elaboración del duelo, dependiendo de cada persona y de sus herramientas, claro está.
La cultura y la religión juegan también un papel fundamental, pues el duelo no se elabora de la misma forma en las culturas occidentales, en la religión católica, en la islámica, en la cultura asiática, etc. Y, desafortunadamente, quienes no pasan por ello de la misma forma, tienden a juzgar y no logran entender o empatizar con aquella persona que se encuentra experimentando uno de los peores estados.
Existen varias teorías con respecto a las etapas del duelo. Por un lado, tenemos la negación, inmediata después de la muerte, pues podemos entrar en estado de shock o de embotamiento y no creemos que el suceso sea real, lo anterior varía según cada persona y no tiene un tiempo máximo, puede incluso, no presentarse. Lo siguiente es la rabia, la ira, la impotencia, la frustración, y es aquí donde además puede entrar la culpa, pues como seres humanos, siempre buscamos un culpable para las cosas que suceden.
Luego viene la negociación, que utilizamos para defendernos de aquel terrible acontecimiento, pues tenemos la esperanza de que las cosas no cambien; hacemos tratos con aquel ser superior en el cual creemos, pensamos en qué hubiésemos podido hacer para evitarlo y hacemos promesas de que las cosas serán distintas.
Lo siguiente es la temible depresión, pues ya comenzamos a aceptar un poco más la realidad, y esto nos genera una tristeza profunda, nos aísla de nuestro entorno y nos hace perder la motivación por aquello que tanto nos gustaba y disfrutábamos anteriormente. Somos conscientes de que debemos despedirnos de aquella persona y continuar con nuestras vidas, aun cuando no le encontremos sentido alguno.
En esta fase pienso que es importante que cada persona se tome el tiempo que sea necesario, que llore si tiene que hacerlo, que grite si así lo siente, pero que siempre recuerde que hay personas a su alrededor que, con un simple abrazo o con su compañía, pueden hacerla sentir mejor (ya que en estos momentos es probable que no existan las palabras para expresar ni comprender lo sucedido). Así mismo es importante apoyarse de un profesional que, de manera empática, nos guíe para sobrellevar este estado depresivo, sin dejar de lado que el único que realmente entiende dicho dolor, es quién lo está sintiendo.
Por último, está la aceptación. Este punto puede ser controversial, pues no se trata de que la persona esté feliz y haya olvidado lo sucedido, sino que esta logra encontrar paz y más importante aún, tranquilidad. Desafortunada o afortunadamente la vida sigue y lo importante es aprender a vivir con aquello que ya no está, reorganizar nuestro mundo interior y encontrarle un nuevo sentido y propósito a la vida.
Lo que sí les recomiendo sin censura es que se atrevan a sentir dolor, pues si lo esconden solo estarán retrasando el proceso. Si tienen ganas de bailar, bailen, si tienen ganas de reír, háganlo, si tienen ganas de llorar, lloren, no miren a aquel que no entiende por lo que están pasando si no lo ha vivido y recuerden que no están olvidando ni jamás olvidarán a ese ser querido, a esa casa, ese trabajo, o a ese momento… Eviten caer en la tentación de las drogas y el alcohol, si bien es cierto que estas sustancias ayudan a sentirse mejor, recuerden que solo están disfrazando el dolor, pues este sigue ahí y no se va a ir por más de que trataren de evitarlo.
Recuerden que jamás van a olvidar, pero sí estarán logrando algo increíble, incomprensible, pero cierto: a vivir sin ese objeto, sin ese ser querido y a vivir en paz, cosa que no les pasa a muchos, aun cuando no hayan experimentado este terrible pero salvador y natural estado.
Todos hemos pasado por ese estado y lo explicas muy bien , como los consejos para no caer en depresión sino salir adelante
Muy bn
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